“LA VIOLENCIA Y LA TOLERANCIA… ÍNTIMAS AMIGAS”
“La naturaleza hace que los hombres
nos parezcamos unos a otros y nos juntemos;
la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos”.
Confucio
Día con día veo y puedo vivirlo a través de los medios masivos de comunicación la carga de violencia que se ha desatado en estos últimos años y la cual pareciera progresiva, irreversible e indestructible, he notado que este tipo de situaciones no sólo se dan en mi país, sino que son un fenómeno mundial el cual ha permeado a la humanidad de sensaciones y sentimientos de temor, angustia, miedo, impotencia, por no poder, pareciera, contribuir a que este tipo de fenómenos dejen de ocurrir.
El bañarnos, el llevarnos un plato de comida a la boca, el dormir, trabajar, tener sexo y vivir con violencia es lo mismo, ya no percibimos diferencia alguna, se ha convertido en parte de nuestro quehacer cotidiano; ya no nos sorprenden los índices de violencia, no nos asusta conocer cuántos muertos hay cada día, es más, hasta dejamos de sentir el dolor de una muerte trágica, ya no importa si eres hijo del señor que tiene un puesto de pan en la esquina o si eres hijo de Alejandro Martí, la ola de violencia tarde que temprano te alcanzará. Este tipo de ideas las percibo en mucha de la gente, que me rodea y sin embargo, yo no quiero creerlas ni mucho menos sentirlas, ya que creo existen otras posibilidades para lograr una estabilidad en todos los sentidos y esa puerta tiene el título de: “Cambio”.
Cambio soportado sobre algo llamado conciencia ética, éste tipo de conciencia es adquirida de generación en generación, tal como lo señalaba Emile Durkheim en su llamada solidaridad orgánica o Carl Jung en su concepto inconsciente colectivo, los cuales afirmaban que incluso el ser humano nacía con la predisposición a respetar las normas sociales inculcadas a través de los procesos de socialización en los cuales se encontraban inmersos los individuos desde el momento en que nacían, ¿por qué entonces?: si desde que nacemos somos socializados en este tipo de condicionamientos, pareciera que con el paso del tiempo nos vamos olvidando de ellos poco a poco.
La respuesta tal vez se encuentre en el hecho de sólo hacemos las cosas por imitación y por órdenes de las personas que se encuentran a nuestro alrededor, sin embargo en pocos casos, los padres de familia son los agentes los cuales se encargan de explicarnos y de crearnos una conciencia acerca de lo que esta bien y mal no sólo desde su perspectiva, sino de la nuestra, por mencionar un ejemplo: dar las gracias en determinadas situaciones o elegir nuestra propia religión. El nacer como personas libres y ávidas de conocer el mundo y lo que nos rodea, debe estar soportada sobre la comprensión y no sobre la imposición, ya que cuando algo se nos impone pierde sentido por el simple hecho de que no es algo que nazca de nuestras propias convicciones y creencias y por tanto no es algo que este encaminado al perfeccionamiento de nuestra propia persona.
Los griegos pensaban que al nacer eran como tabula rasa, que los seres humanos llegamos al mundo sin ningún tipo de condicionamiento y conocimiento, y que es a través del tiempo que la sociedad por medio de la educación nos va escribiendo los caminos que habremos de seguir.
Considero que no hemos encontrado o llegado al punto medio, al equilibrio, por una parte tenemos las normas, las políticas y las órdenes que se deben de cumplir dentro de un ámbito escolar en una escuela tradicionalista y por el otro lado tenemos a la libertad como estandarte de la educación, viene a mi mente la educación de la escuela Summerhill, dentro de la cual los alumnos tienen la independencia de elegir cuáles deben de ser sus horarios, las materias que han de estudiar según sus intereses, con una anticipada negociación con el profesorado, en esta escuela se le da mucha importancia al juego, el alumnado puede jugar cuando y cuanto quiera, siempre que no moleste ni altere el funcionamiento de la comunidad; esto me lleva a reflexionar que aunque tiene una línea de flexibilidad que le da a los niños mayor seguridad, participación y conciencia por que parte de la libertad en su accionar, existen matices de tolerancia los cuales no permiten que afectes a terceros con tus actos o actitudes. Lo cual marca la importancia que para la vida del hombre tiene el respetar los condicionamientos sociales.
Es por todo esto que creo que si el hombre se lo propone puede cambiar las cosas, y sin embargo creo que debe hacerlo sobre la base de empezar a comprender al otro tal cual intenta comprenderse a sí mismo. Por eso concuerdo con la idea de Morín cuando señala que la empatía, la identificación y la proyección son fundamentales para el proceso de comprensión de los demás.
De igual manera, concuerdo con dicho autor cuando señala que lo que favorece a la comprensión tiene relación con lo que él llama:
· El bien pensar, que implica aprehender las condiciones del comportamiento humano. Y
· La introspección, que es la práctica mental de autoexamen permanente de sí mismo. (Morín,1999, p.6)
¿Qué implica esto?, el juzgar a los demás como nos juzgamos a nosotros mismos, el ver a los demás como iguales, el aceptar a los demás como son, sin pretender que sean como nosotros somos o como queramos que sean, en pocas palabras: el ponernos en los zapatos de otros, tal como menciona el autor George Herbert Mead el cual señala que cuando nos ponemos en los zapatos de otros en ese momento tendremos la capacidad de abandonar nuestro egocentrismo, que es el que muchas veces nos lleva a dar por un hecho que las demás personas no tienen valor alguno, lo que nos lleva a perder la oportunidad de conocer nuevas ideologías.
Detrás del bien pensar y de la introspección, se encuentra el hecho de la necesidad de tener conciencia de la necesidad del hombre, de las distintas formas de pensamiento y acción que pueden mostrar como producto de su pertenencia a distintas culturas y sociedades y al hecho de que si bien por cuestiones de etnocentrismo siempre tenderemos a considerar que solo nuestros desarrollos son los positivos, eso no debe llevarnos a satanizar y a enjuiciar eso que desconocemos.
De igual forma, la apertura subjetiva (simpática) hacia los demás será aquella que nos lleve a proyectarnos a nosotros mismos en ellos, y a interiorizar que dicha proyección e identificación es la base de la interiorización de la tolerancia, resumida en aquella frase dicha por Voltaire, quien señalaba: “Podré no estar de acuerdo en lo que dices, pero daría mi vida por que no perdieras el derecho a decirlo”.
Haciendo referencia a la tríada que menciona Morín, individuo-sociedad-especie, me parece interesante desarrollar la siguiente idea: creo que nos hemos abandonado en la existencia física y espiritual por estar cumpliendo con los roles que nos piden que desarrollemos la especie o grupo al que pertenecemos (grupo de maestros, a un círculo donde militemos, a la religión a la que pertenezcamos, entre otros), perdiéndonos del primer núcleo social al que pertenecemos, siendo tan sólo parte de la escenografía de ese circulo llamado familia, dentro del cual no nos encontramos desempeñando el papel que nos corresponde (el de hijo, hermano, madre o padre, tío, etcétera) por lo tanto si no jugamos el papel que debemos, sucede que vamos siendo casi imperceptibles para todos, ya que hemos olvidado todo lo que nos hacia ser seres humanos y que algún día lo experimentamos, esta etapa es la de la niñez, en la cual no existen las preocupaciones, los miedos, el temor y la angustia, tan sólo nos ocupábamos por vivir, sí por vivir.
Siguiendo con la idea de que el cambio es posible, si el individuo así se lo propone, y tomando en cuenta que las personas reaccionamos a estímulos, los cuales nos motiven a realizar dichos cambios para el bienestar individual y así crear una onda expansiva que cubra a la sociedad y a todas las especies, tomando como bandera la ética y compromiso por y para la especie humana, quiero seguirme comprometiendo de una manera más firme a concienciar en las personas en la importancia de que sea la ética la gran rectora de sus conductas por lo cual asumo mi labor de compromiso como sujeto de cambio, sobre todas aquellas personas sobre las cuales ejerzo una influencia como producto de los roles que desempeño: como parte integrante de una familia, como profesora y como futura investigadora de los distintos problemas que acontecen en la actualidad.
En el ámbito familiar realmente la labor que desempeño es casi nula, ya que desde que crecí mis padres fueron gran influencia para adoptar los compromisos sociales y morales que nos rigen como individuos, dentro de los cuales tenemos derechos y obligaciones; sin embargo tengo un papel mayor con mi sobrino el cual tiene apenas un año con ocho meses y es con él, con quien pudiera comenzar a sembrar la tolerancia para este mundo y la ética para desempeñarse como individuo siempre inmersa de la honestidad y el respeto hacia los demás.
Dentro de mi rol profesional, mi labor como docente de nivel licenciatura es en algunos casos el reforzar los valores que ya conocen y en otras situaciones tratarles de enseñar qué son, cómo utilizarlos, cuál es la utilidad individual y social al ejercerlos y darles vida a través de sus acciones y de su pensamiento, ya que de ellos depende la visión que tengan al transmitirlos a sus semejantes.
Y por último, como aspirante a investigadora, ya que considero que no tengo las características suficientes para serlo, el perfil o las herramientas necesarias, las cuales me permitan desarrollarme como tal, ya que recién inicio mi camino en la indagación de algunos procesos que son objeto de estudio, siendo esto parte de la ética profesional que ha regido mi vida hasta el momento, el no asumir funciones que no me corresponden, por que no tengo el debido conocimiento para ejercerlas, precisamente el lograr el perfeccionamiento es la finalidad a través de la cual se tiene que ver implícita la capacitación, la dedicación y el interés para poder llegar a ser una investigadora, que proponga nuevas soluciones a las problemáticas que decida abordar sobre la base del conocimiento, de igual manera no incurrir en el plagio que como señala Raúl Rojas Soriano, lleva a muchos investigadores a apropiarse de ideas, información o aportaciones de diversos autores sin citar a éstos ni mencionar el nombre del título del libro o artículo correspondiente. (Rojas, 1992, p.1) Y sobre todo no sólo obtener un beneficio personal o movido por algún interés propio, sino que estás sean el resultado del bienestar común y la semilla de un nuevo cambio para las nuevas generaciones y un aliciente para la sociedad actual, la cual la percibo con una falta de interés general, no importa lo que suceda a su alrededor e internamente, ya que el alimento espiritual se ha convertido en algo desconocido para la mayoría de las personas.
Bien señala Morín, mientras que la especie humana continua su aventura con la amenaza de la autodestrucción el imperativo es salvar a la humanidad realizándola. (Morín, 1999, p. 14)
REFERENCIAS
Rojas, R. (1992). Formación de investigadores educativos. México: Edit. Plaza y Valdés.
Morín, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO: Librería El Correo de la UNESCO.